Conchi Vicente A través de una emotiva e íntima pero al mismo tiempo desgarradora carta escrita en forma de viñetas a su hija dos meses antes de nacer, el prestigioso y reconocido historietista David Rubín tratar de abrir los ojos al mundo sobre las duras condiciones que supone vivir en la más profunda de las pobrezas y que es posible salir de ellas gracias a la cooperación al desarrollo. ‘Los niños sin espejo’ es el título del cómic de diez páginas que David Rubín escribió tras pasar 15 días en Burundi invitado por Oxfam Intermond. La pobreza extrema del país africano es representada por el artista por unos niños de sucias caras que no tienen los medios para algo que en principio podría parecer tan asequible y banal como es ver el reflejo de sus propios rostros. “La experiencia me cambió la vida; no paraba de pensar en el futuro de mi hija y en el de los niños de Burundi”, confiesa el historietista.
‘Los niños sin espejo’ es uno de los diez cómics elaborados por un grupo de prestigiosos historiestitas y autores españoles que forma parte de la muestra ‘Viñetas de vida’ organizada por Oxfam Intermod dentro de su campaña ‘Sí me importa’ y que se puede ver por primera vez de forma íntegra en el Museo Provincial de Palencia hasta el 30 de octubre.
Con la campaña ‘Sí me importa’, la ONG quiere denunciar, informar y generar una corriente ciudadana que reivindique la importancia de la cooperación al desarrollo y que demuestre que a la sociedad española sí le importa esta política pública.
“Conté mi experiencia en forma de carta a mi hija pero también como un recordatorio para mi futuro yo, por si algún día me olvido de lo necesaria que es la cooperación, que mi yo del pasado le recuerde cómo deben de ser las cosas”, reflexiona David Rubín.
Vidas truncadas
Zinnia Quirós, responsable de la campaña de Oxfam, denuncia que la política pública de cooperación al desarrollo ha sido la que un mayor recorte ha sufrido en los años de crisis en España con un acumulado del 70 por ciento. “Eso significa que donde antes se ayudaba a diez personas ahora hay siete vidas que pueden quedar truncadas”, revela.
Quirós explica que un estudio realizado por la organización humanitaria destapó que la mayoría de los españoles desconocía la existencia de las ayudas públicas a países en situación de pobreza, labor que creían encomendada únicamente a las ONGs y, que por lo tanto, no sabían que habían sufrido drásticos recortes.
A partir de ahí, se empezó a trabajar en esta campaña dirigida a nichos específicos de la población a través de los nuevos lenguajes y medios de comunicación para difundir que “con el dinero de nuestros impuestos contribuimos a salvar vidas y que queremos que ese dinero se siga destinando a ello porque la cooperación al desarrollo funciona”, explica Quirós.
Uno de esos lenguajes elegidos fue, junto al cine o el teatro, el cómic, “que ya había sido utilizado antes como herramienta de protesta social y que gracias al dibujo como un lenguaje universal y fácil de entender llega a un grupo concreto de población que de otra manera quizás no se alcanzaría”, añade la responsable de Oxfam.
La organización humanitaria propuso a Paco Roca, Miguel Gallardo, Cristina Durán y Miguel Á. Giner (LaGRUA), Álvaro Ortiz, Sonia Pulido, David Rubín, Enrique Flores y Antonia Santolaya, los mejores autoras del panorama del cómic español, viajar a uno de los países donde la organización desarrolla proyectos de cooperación para conocer la labor que allí se hace y plasmarlo en forma de tiras de cómic.
La violencia sin tapujos
El resultado son inquietantes historias y reflexiones como la que plasma Sonia Pulido en ‘La Madeja’, donde transmite sin adornos ni tapujos la violencia que acompaña a la constante violación de los derechos humanos en Colombia.
Son también historias de supervivencia y superación como la reflejada por Cristina Durán y Miguel Ángel Giner (LaGRUA) en ‘Ondas en el río’ tras su paso por Nicaragua. “Fue muy emocionante meterte dentro de la realidad y comprobar cómo la cooperación internacional llega a sitios que desde el sofá de casa no eres consciente ni de que existen”, revela Cristina Durán.
“Conocimos a mujeres y niños que habían conseguido la igualdad, vimos cómo las mujeres formaban cooperativas que les permitían no depender tanto de los hombres económicamente y comprobamos que hay proyectos que están funcionando y sacan adelante a comunidades enteras”, confirma Miguel Ángel Giner.
En definitiva, cada uno de los diez cómics es una aplastante toma de conciencia de que la ayuda al desarrollo es imprescindible y que millones de vida dependen de ella. “Imaginé que gracias a la cooperación los niños nunca tendrán que huir de su país, que quizás puedan estudiar, portar libros en sus manos en vez de subfusiles o machetes… tenlo presente, siempre, siempre (…) Sé que tú harás que los niños que ahora miran su rosto con sorpresa lo harán con orgullo”, se despide David Rubín en la carta a su hija.
En las últimas dos décadas se ha conseguido gracias a la cooperación al desarrollo que 700 millones de personas salieran de la pobreza extrema, que más de 2.100 millones tengan acceso a fuentes mejoradas de agua potable, reducir en un 41 por ciento la tasa de mortalidad de niños menores de cinco años o en un 47 por ciento la tasa de mortalidad materna en todo el mundo.
Pese a los avances, todavía hay 1.200 millones de personas que siguen viviendo en la pobreza extrema; 2.500 millones no tienen acceso a saneamiento básico ni agua potable, una de cada ocho sufre malnutrición crónica, 57 millones de niños y niñas siguen sin poder escolarizarse y tres millones de niños recién nacidos mueren cada año por causas evitables.
Por eso, la ONG hace un llamamiento a la unidad de acción contra los recortes en esta política pública. La campaña de Oxfam incluye llamadas a la movilización ciudadana en momentos clave, como el que ahora se inicia con la tramitación parlamentaria de los Presupuestos Generales del Estado de 2015 para su aprobación.