Las pamelas, símbolo de elegancia por excelencia, regresan con fuerza al mundo de las bodas, pero esta vez con un giro inesperado: las novias se atreven a llevarlas. Lo que antes era territorio exclusivo de madrinas e invitadas sofisticadas, ahora se convierte en un complemento estrella en el estilismo nupcial. Inspiradas en iconos como Bianca Jagger, que rompió moldes en los años 70, las novias actuales apuestan por este toque retro y rompedor en su camino al altar.
Eso sí, no todo vale. En una celebración tan especial como una boda, la pamela también tiene sus propias normas de etiqueta. Este accesorio está reservado para ceremonias diurnas, preferiblemente entre el 15 de marzo y el 15 de octubre, y debe llevarse con vestidos de cóctel o midi, nunca con vestidos largos ni en eventos nocturnos. Además, se recomienda que la pamela no supere el ancho de los hombros y que se lleve ligeramente ladeada hacia la derecha, ya que tradicionalmente el acompañante se sitúa a la izquierda .
El protocolo indica que la pamela debe mantenerse puesta durante toda la ceremonia y el banquete, retirándola únicamente después del baile nupcial o si su tamaño incomoda a otros comensales. En cuanto al peinado, se aconsejan recogidos bajos o semi recogidos para no restar protagonismo al sombrero y garantizar comodidad durante todo el evento .
Con estas pautas, las pamelas se consolidan como un complemento versátil y sofisticado, capaz de realzar el estilo tanto de invitadas como de novias en su día más especial.