La Santa en tablas

César Combarros Desde Lope de Vega hasta Rafael Álvarez ‘El Brujo’, los dramaturgos han mostrado a lo largo de la historia su interés por plasmar sobre el escenario la vida y la obra de Santa Teresa. La eclosión de obras en torno a su figura se concentra en fechas señaladas, como su beatificación y posterior canonización, o ahora la conmemoración del quinto centenario de su nacimiento. Luis Vélez de Guevara, Juan Bautista Diamante, José Cañizares, Adolfo Marsillach, Antonio Gala y José María Rodríguez Méndez son algunos de los grandes hombres del teatro español que han llevado a las tablas su mirada personal sobre la abulense.

Como explica a Ical el catedrático de Literatura Española de la Universidad de Valladolid y codirector del Festival de Teatro Clásico de Olmedo Germán Vega, pese a la popularidad de que disfrutó Teresa de Jesús en vida y tras su muerte, el hecho de ser una mujer adelantada a su tiempo, alejada por completo de los estereotipos religiosos dominantes y que reivindicó como nadie los derechos de la mujer a experimentar de forma plena las más altas cimas de espiritualidad, no favoreció que los dramaturgos de la ‘comedia nueva’, que iniciaba su larga singladura en las dos décadas finales del siglo XVI, se interesaran por adaptar su vida al escenario. “Era un personaje que daba muy mal el estereotipo barroco. En esos años había muchas comedias de santos, pero los santos que les gustaban a los espectadores barrocos eran aquellos que obraban milagros y otras acciones muy espectaculares, y en Santa Teresa no había per se espectacularidad”, esgrime.

Fue casi cien años después de su nacimiento, en 1614, cuando uno de los más grandes autores del Siglo de Oro español y coetáneo de la religiosa, Lope de Vega, escribió el que se considera el primer montaje teatral en torno a la Santa, ‘La madre Teresa de Jesús’. Hoy nada se conserva de aquel texto, escrito supuestamente por el dramaturgo (de acuerdo con la tesis de Joaquín de Entrambasaguas) con motivo de la beatificación de Santa Teresa por el papa Pablo V el 24 de abril de 1614, a raíz del acercamiento de Lope a la orden carmelita tras su dramática crisis religiosa de 1613.

Por otra parte, el ‘Homenaje literario a la gloriosa doctora Santa Teresa de Jesús en el III Centenario de su beatificación’, publicado en Madrid en 1914, recoge la crónica de festejos por la beatificación de la Santa que tuvieron lugar en Alba de Tormes tres siglos antes. De acuerdo con esa documentación, en la tarde del lunes 6 de octubre de 1614 la compañía de Juan de Morales Medrano estrenó en la villa salmantina ‘La vida de la Santa Madre’, una obra del sevillano Luis Vélez de Guevara, famoso entre sus contemporáneos por su maestría con las comedias de santos, abriendo una semana de festejos financiada por el quinto duque de Alba, Antonio Álvarez de Toledo, en el enclave donde la propia religiosa había expirado en 1582 a los 67 años de edad.

Una polémica sin fin

De aquellos años son tres los textos sobre Santa Teresa que han llegado hasta nosotros: uno impreso en Tortosa en 1638 en el volumen ‘Doce comedias de varios autores’, con el título ‘La bienaventurada madre Santa Teresa de Jesús’, atribuido a Luis Vélez de Guevara; y dos manuscritos, conservados en la Biblioteca Nacional de España y en la Palatina de Parma. Las coincidencias textuales entre ellos y otros indicios han generado un enrevesado problema de autoría, en el que están complicados los nombres de Lope de Vega y Luis Vélez de Guevara. La polémica a la que ha dado pie es larga en el tiempo y ha confrontado las opiniones de diferentes hispanistas.

El penúltimo episodio de esas investigaciones lo firmó en 2009 el profesor de la Universidad de Virginia Donald McGrady con su ensayo ‘La autenticidad de dos comedias sobre Santa Teresa atribuidas a Lope’, donde afirma que “la cuestión de las comedias compuestas por Lope de Vega sobre Santa Teresa de Jesús seguramente constituye uno de los problemas bibliográficos más enredados de todo su teatro”.

En ese estudio, rebate infinidad de tesis de otros investigadores: la catalogación realizada en 1890 por Marcelino Menéndez Pelayo por encargo de la RAE para la edición de las ‘Obras dramáticas de Lope de Vega’, los análisis del hispanista italiano Antonio Restori poco después, el trabajo de catalogación de la obra lopiana de Antonio Paz y Melia en 1899, la tesis desarrollada en 1965 por Joaquín de Entrambasaguas en su ensayo ‘Una nueva comedia de Lope de Vega sobre Santa Teresa de Jesús’ y las ediciones comentadas de la investigadora italiana Elisa Aragone, que en 1970 publicó con la Universidad de Florencia ‘Vida y muerte de Santa Teresa de Jesús’ (la supuesta segunda comedia de Lope) y en 1981 hizo lo propio con ‘La madre Teresa de Jesús’.

McGrady concluye que “la ortología demuestra sin lugar a dudas que ninguna de las tres comedias sobre Santa Teresa imputadas al Fénix fue escrita por él”. “Lo único que sabemos seguramente sobre las comedias escritas por Lope sobre Santa Teresa es que él compuso una antes de 1618, la cual se perdió sin dejar ninguna huella, y que en 1622 o 1623 compuso otra, de la que se conservan hoy solamente 464 versos autógrafos en dos códices diferentes”, añade.

Lo que es indiscutible es que el propio Lope de Vega incluyó ‘La madre Teresa de Jesús’ en la segunda edición de ‘El peregrino en su patria’ (1618), dentro de la lista de títulos de las comedias que había escrito hasta entonces. Con el subtítulo ‘Fundadora del Carmen’, en la Biblioteca Nacional se conserva un manuscrito en parte autógrafo (las hojas 6 a 10 de la Jornada II), según apuntaba Entrambasaguas.

La implicación de la pluma de Lope en las celebraciones teresianas aún se amplía más con la noticia que recoge la investigadora vallisoletana Lourdes Amigo, en su ensayo ‘Celebrando la santidad. Fiestas en honor de Teresa de Ávila (1614 y 1622)’: el padre Orbea, Provincial de los Carmelitas en Castilla en aquella época, “encomendó a Lope de Vega y a Antonio Mira de Amescua cuatro autos, dos a cada uno, sobre la vida y muerte de Teresa de Ávila”. “Los autos fueron representados por la compañía de Cristóbal de Avendaño en los carros triunfales que disponía la ciudad para las fiestas del Corpus. Al lado del convento, sito en el Campo Grande, se levantó un teatro efímero de madera”, apunta Amigo, antes de precisar que las representaciones tuvieron lugar en Valladolid los días 2 y 3 de octubre de 1622, aunque nada se conserva hoy de aquellos autos.

De Bautista Diamante a González Hoyos

Décadas más tarde vio la luz ‘Santa Teresa de Jesús’, a cargo de otro dramaturgo de las postrimerías del Siglo de Oro, el madrileño Juan Bautista Diamante. Conocido principalmente por sus comedias de capa y espada, Diamante fue un dramaturgo de gran éxito en su época, siendo precisamente su comedia ‘Santa Teresa de Jesús’ una de las que tuvo una mejor acogida: según el hispanista John Varey, “atraía a un promedio de 1.010 espectadores al día, convirtiéndose en “la cuarta obra más popular de la época”.

Diamante incluyó esa obra en el segundo volumen de sus ‘Comedias’, publicado en 1674. Como detalla Mila Espido Freire en su ensayo ‘Dos combates musicales del Barroco’, “no conocemos la fecha de estreno pero se suceden las representaciones y las ediciones de la comedia durante el siglo XVIII. Es una obra bastante didáctica aunque jalonada de historias paralelas que aligeran un argumento previsible y que se repondría en conmemoraciones relacionadas con la Santa”. Con corte hagiográfico y didáctico, la comedia relata la vida de Santa Teresa desde su juventud hasta su muerte con algunos de sus milagros escenificados a partir de la iconografía más conocida de la abulense.

Uno de los dramaturgos más importantes del siglo XVIII, el madrileño José Cañizares, fiscal de Comedias de la Corte durante 48 años, publicó ‘A cual mejor confesada y confesor, San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús’, que llevaba a las tablas el encuentro entre ambos santos para promover la reforma de la Orden del Carmelo, del cual consta una representación en octubre de 1727.

En su obra, de corte adoctrinante (“hijos, yo os ruego, / que imitéis lo que habéis visto”, recogen sus últimos versos), se define a Teresa como “nueva antorcha del Carmelo”. El texto se centra en el proceso de reforma con un amplio monólogo de San Juan de la Cruz donde repasa toda su vida ante la Santa, tras lo cual ella exclama: “Bendito sea el Señor, / que su palabra cumpliendo, / este gran varón me envía, / cuya virtud y talento / me ayude a una ardua tarea”.

A finales del siglo XIX, Juan Bautista Altés y Alabart publicó tres piezas para diferentes públicos en torno a la figura de la religiosa abulense. Así, en 1979 vio la luz ‘La huida de Teresa’, un “dramita religioso” (según refleja el carmelita Manuel Diego en su ‘Bibliografía sistemática de Santa Teresa de Jesús’) al que poco después seguirían ‘El trovador de Santa Teresa’ (1882) y el “drama para niñas en tres cuadros y en verso” ‘La paloma del Carmelo, o la vocación religiosa de Santa Teresa de Jesús’ (1886).

Ya en el siglo XX, Antonio Martín Torrente publica en 1919 su pequeño “juguete cómico” (de apenas 12 páginas) ‘Hechos de Santa Teresa de Jesús’, dos años antes de que viera la luz ‘Los desposorios de Santa Teresa’, un auto sacramental firmado por José María Feraud que se alzó con el Premio Extraordinario en los Juegos Florales de Plasencia. En 1932, el poeta y dramaturgo modernista Eduardo Marquina estrena en el Teatro Beatriz de Madrid ‘Teresa de Jesús’, que con el subtítulo ‘Estampas carmelitas’ contaba con Lola Membrives en el papel de la religiosa abulense.

El 15 de octubre de 1935, la compañía Hortensia Gelabert estrenaba en el Teatro Chueca de Madrid ‘La Santa de Ávila, enamorada de Dios’, un retablo religioso-teatral de la vida espiritual de Santa Teresa escrito por Diego Hernández Mangas en diez pasajes. Ya en plena guerra civil, el 25 de septiembre de 1938 se estrenaba en Salamanca el retablo teresiano ‘La celda de los miedos’, de Antonio García Boiza, y el 27 de octubre de 1940 Bruno de San José estrena en el Teatro Principal de Burgos tres retablos escénicos con el título ‘La castellana del Señor’. Unos años después, el 9 de noviembre de 1956, el Teatro Pereda de Santander acogía el estreno de ‘Cuando los celos lloran’, un episodio de la vida de Santa Teresa de Jesús escrito para las tablas por el cántabro Manuel González Hoyos.

De la televisión a Marsillach

El 16 de octubre de 1970, TVE emitía el Estudio 1 ‘Retablo de Santa Teresa’, dentro del programa de actos organizado en la ciudad de Ávila para conmemorar su declaración como primera doctora universal de la Iglesia el 27 de septiembre de ese mismo año. La iglesia del Monasterio de Santo Tomás acogió el estreno y la grabación de esta evocación escénica de la vida de la Santa escrita por Antonio Gala y puesta en escena por Roberto Carpio.

El autor de ‘La pasión turca’ traza en su obra una “biografía dramática” con las actrices Alicia Hermida, Berta Riaza y Mercedes Prendes, además de la niña Betina, interpretando alternativamente a la Santa en diversos momentos de su vida. Apoyado en la luz como principal escenografía, y escapando del verso por primera vez en las adaptaciones sobre la Santa, Gala repasa anécdotas de su niñez junto a su hermano Rodrigo, recuerda sus desvanecimientos y cómo la dieron por muerta durante cuatro días por un severo proceso febril, sus “coloquios con Dios”, el éxtasis de Santa Teresa (su encuentro con un ángel con “un dardo de oro largo que terminaba en fuego”), todo el proceso de las fundaciones (“una Santa no es nunca para un convento solo…”, profiere la religiosa en una de sus intervenciones) o su enfrentamiento con la princesa de Éboli. “Teresa de Jesús nos enseña su admirable lección de aritmética, en la que uno más uno no tienen por qué sumar tan sólo dos”, explica Gala sobre su obra.

En la Semana Santa de 1971 se estrenó en el Teatro Español de Madrid ‘Una hermosa luz que perdura’, un “retablo en tres momentos estelares” firmado por Francisco Portes con el subtítulo ‘Santa Teresa en nuestro tiempo’ (en 2013 el texto fue actualizado por Juan José Severo), y el 19 de octubre de 1973 llegaba a la televisión pública ‘Teresa de Jesús’, un Estudio 1 de más de dos horas de duración realizado por Pedro Amalio López a partir del texto de Eduardo Marquina, protagonizado por Carmen Bernardos y Carlos Ballesteros.

En 1981 se publicaba la obra en tres actos y un epílogo sobre Teresa de Jesús ‘Tiempo de caminar’, escrita por la monja María Victoria Molins (autora por otra parte del libro que inspiró en 2008 la película ‘Camino’, de Javier Fesser), y un año después a través de la Junta diocesana del Centenario veía la luz ‘Teresa de Jesús: una vocación’, donde Gonzalo Jiménez Sánchez daba forma a “escenas teresianas para teatro breve”.

En la primavera de 1982 se estrenaba en la iglesia parroquial de El Barco de Ávila, con música de Cristóbal Halffter, ‘Teresa de Ávila’, escrita por José María Rodríguez Méndez a partir de los textos de la Santa. Con dirección a cargo de Pedro Carvajal y María Paz Ballesteros como única actriz, el monólogo íntimo iba desgranando la biografía de la protagonista con una sencilla puesta en escena. “Espero que a través de sus textos, sabios, lúcidos, cotidianos y arcaicos, las gentes españolas de hoy, que tan poco uso hacen de la lectura, descubran un carácter fuerte en un cuerpo débil, una mujer que supo ser libre, pues la libertad es elegir”, explicaba la protagonista a la revista ‘Reseña’ antes del estreno posterior en Madrid.

Una década más tarde, la siguiente gran irrupción de la Santa en las tablas llegaría de la mano del dramaturgo Adolfo Marsillach, que tras quince años alejado de su oficio decidió volver a sus 68 años para poner en escena ‘Una noche con los clásicos’ junto a Amparo Rivelles y María Jesús Valdés. El montaje se estrenó el 25 de julio de 1996 en el Corral de Comedias de Almagro como espectáculo de clausura de la XIX edición del Festival de Teatro Clásico, y volvió a las tablas en marzo del año siguiente en el Teatro Albéniz de Madrid. El propio Marsillach, en su penúltima aparición sobre el escenario, fue el encargado de seleccionar textos de autores españoles de los siglos XVI y XVII, como Quevedo, Lope de Vega, Góngora, Calderón de la Barca, Santa Teresa de Jesús, Garcilaso y San Juan de la Cruz, entre otros.

Siglo XXI

El 18 de mayo de 2009, el prestigioso dramaturgo Juan Mayorga estrenaba en la iglesia del Monasterio de Santo Tomás en Ávila ‘La lengua en pedazos’, una función con la cual daba el pistoletazo de salida a la séptima edición del foro de reflexión y diálogo Cátedra Santo Tomás. Guillermo Heras dirigió aquella velada teatral, que tuvo como protagonistas a Esperanza Elipe en el papel de Teresa de Jesús y al propio Juan Mayorga como un sacerdote con quien ella conversaba para dar forma a una especie de monólogo en el que repasaba su vida.

Mayorga, que había llegado a la religiosa a través del filósofo vallisoletano Reyes Mate, que le recomendó releer ‘El libro de la Vida’, define a la Santa como “un cuerpo frágil y una voluntad férrea, un personaje tan fascinante y complejo como el mundo en que vivió, la España del XVI, rica en hombres y mujeres capaces de empresas que hoy nos producen vértigo”.

La estela de Santa Teresa no abandonó a Mayorga, que siguió trabajando en aquel texto hasta reestrenar una versión homónima muy evolucionada, donde el equilibrio entre los protagonistas se repartía, y el sacerdote se convertía en un inquisidor, con Clara Sanchis y Pedro Miguel Martínez en los papeles principales, y él mismo dando el salto a la dirección.

Tras una lectura dramatizada que tuvo lugar con motivo de ‘La Noche de los Teatros de Madrid’, el 26 de marzo de 2011, el 14 de octubre de ese mismo año se estrenó el nuevo montaje en la Casa de la Espiritualidad de los Dominicos de la Virgen del Camino (León), dentro del programa del congreso ‘Alianzas de la espiritualidad dominicana con la cultura contemporánea’. La obra, que transcurre en la cocina de un convento, sigue en cartel (con Daniel Albaladejo ahora en el rol masculino), y le valió a Mayorga el Premio Nacional de Literatura Dramática en 2013 por «la lúcida y contemporánea visión dramática de la figura de una mujer como Teresa de Jesús, que supo llevar adelante sus convicciones a pesar de las presiones de su tiempo, con un tratamiento enraizado en lo mejor de la literatura castellana».

Los montajes teatrales en torno a la vida y la obra de la Santa se han multiplicado en los últimos años, conforme se acercaba el quinto centenario de su nacimiento. Así, en 2013 la compañía sevillana Un Proyecto Corriente se acercaba a la mística con ‘Santa Teresa, conciencia de amar’, una invitación a la “reflexión sobre la naturaleza humana y el universo” a través de los textos de la abulense y de un hombre que ve cómo su vida se acaba y empieza otra.

En 2014, tras su elección como académico de la RAE, el actor José Luis Gómez puso en marcha el proyecto ‘Cómicos de la Lengua’, formado por diez lecturas con las que daba forma a “un viaje a través del organismo cambiante y viviente de nuestra lengua”. Uno de esos textos escogidos para señalar la evolución del castellano reunía fragmentos de ‘El libro de la vida’ y de ‘Las moradas del castillo interior’, de Teresa de Jesús, cuya lectura corrió a cargo de Julia Gutiérrez Caba, tanto en el Teatro María Guerrero (el 31 de marzo) como en el 37º Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro.

Ese mismo año, la compañía madrileña Arte-Factor ponía en escena ‘Mística y poder’, que reunía en escena a la princesa de Éboli y Teresa de Jesús, con San Juan de la Cruz intentando mediar entre ambas. Y la asociación socio-cultural jienense Maranatha llevaba a las tablas ‘El poder de la oración’, de Rafael Molina Navarrete.

Enrique Belloch volvió además en 2014 al texto de José María Rodríguez Méndez ‘Teresa de Ávila’ para dirigir su versión con la joven Blanca Beneito en el papel principal, y Pablo Carbonell e Isidoro Gasque en roles secundarios. Estructurada en cinco actos, desde su adolescencia hasta su muerte, el estreno oficial se produjo el 3 de septiembre en el Teatro Talía de Valencia.

Además, a lo largo de 2015, están viendo la luz diferentes montajes en torno a la Santa, con motivo del centenario: ‘Teresa, la jardinera de la luz’, dirigido por Denis Rafter con el grupo de teatro de la ONCE Lazarillo de Tormes; ‘Santa Teresa y su tiempo’, que llegará a las bibliotecas de la Comunidad de la mano de la compañía ponferradina Del Canal; ‘Teresa. Miserere gozoso’, de Teatro Corsario; ‘Teresa o el sol por dentro’, de Rafael Álvarez ‘El Brujo’; o ‘El cielo que tienes prometido’, con texto y dirección a cargo de Ana Diosdado.

 

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