María Alija/ La idea de la obra surgió mientras Jordi Glacerán, autor del texto, leía una mañana la prensa. Los diarios se habían hecho eco ese día de unas curiosas fichas encontradas en una papelera donde el responsable de recursos humanos de una empresa anotó comentarios desagradables e insultantes sobre los aspirantes a los que había entrevistado para un puesto laboral.
El olfato del escritor despertó, olía a buen material digno de ser representado en las tablas de un teatro. Se informó, leyó manuales, indagó y descubrió un mundo surrealista y absurdo bajo las pieles de técnicas de selección de personal.
El método gröholm, no la obra si no la técnica, es verídica. Es un conocido formato de entrevista que ha cogido cierta relevancia en Estados Unidos. Su componente principal es la sinceridad pues se pide al grupo de aspirantes que se muestre de forma natural y no adopten papeles que no se corresponde a su personalidad pero…¿Quién puede ser natural cuando el objetivo es claro, impresionar para hacerse con el puesto de trabajo?.
El autor ha confesado que cuando escribió la obra no pensaba que fuese a ser tan hilarante. Quizás es fruto de que asume lo absurdo de la naturaleza humana. En la pieza teatral no hay elipsis ni artificios. Todo transcurre en una unidad de tiempo y espacio. El espectador observa la fase final de una selección de personal a la que han llegado cuatro aspirantes. La versión que podrá ver todo aquel que se acerque al Bergidum el próximo 15 de enero es un trabajo de una compañía muy joven, Saltantes Teatro, que vuelve a mostrar otra vez que no carece de ambición ni valentía. En Asturias, esta misma representación ha cosechado una excelente crítica tanto del público como de los principales diarios de cabecera de la Comunidad a la par de haber sido ‘taquillazo’.
Los aspirantes estarán encarnados por el actor de más renombre asturiano, Alberto Rodríguez, Carlos Mesa, Nerea Vázquez y el ponferradino Luis Alija, cada vez más conocido por su intensa actividad desde hace dos años.
La comedia es despiadada y muy dura. Aquí se ve, una vez más, que siempre nos reímos de lo más trágico y que lo que más nos divierte es ver a nuestros semejantes haciendo el ridículo. Pero es mucho más, es intriga, es exploración de la realidad humana. Es de esas obras, realizadas con mucha astucia, que invita a la reflexión y a un debate posterior. La cara y la cruz del ser humano y el capitalismo devorador llevado a liza.