Arte y mundo actual sobre lienzos históricos

Carlos Tabernero Desde la moderna tecnología que diseña algoritmos alfanuméricos en el instante para crear nuevos e infinitos lenguajes digitales, hasta una tipografía con siglos de historia y apegada de manera indisoluble a las paredes de una ciudad y una universidad ocho veces centenaria, pasando por lo que los propios muros dicen sobre la desigualdad de género o lo que su destrucción supondría para nuestra concepción de la realidad. Y todo ello, bajo el manto de la luz, que con su aparición y desaparición en distintas formas, conforma lo que la retina del que observa guarda para sí, transformando a sus ojos espacios monumentales tantas veces vistos pero ahora diferentes ante el paso de la vanguardia.

Ese intercambio de “experiencias e ideas, enlazando formas y sonidos” que a su vez “provocan nuevas reflexiones”, es lo que ofrecen desde el jueves y hasta el domingo las obras de los cuatro artistas invitados al festival Luz y Vanguardias de Salamanca, auspiciado por Iberdrola y el Ayuntamiento de Salamanca, y que bajo el nuevo Comisariado de Lorena Martínez del Corral tuvo a bien contar con el escocés Charles Sandison, la hispano-mexicana Darya von Berner, y los nacionales Eugenio Ampudia y Juan López, para intervenir sobre cuatro espacios históricos y monumentales de Salamanca como son la Catedral Nueva, la Fachada Histórica de la Universidad, el Convento de San Esteban o la novedad de esta tercera edición: el recién restaurado Palacio de Monterrey.

Obra:` VTR ´ en el palacio de Monterrey, obra de Juan López.

 

Ese es el lugar donde el joven artista Juan López (Alto Maliaño, Cantabria, 1979) expone desde el jueves su ‘VTR’, una obra donde el tradicional ‘vítor’ asociado a los nuevos doctores de la Universidad de Salamanca aparece reflejado en distintas formas para establecer una reflexión sobre el espacio donde se ubica, la piedra de Villamayor tan característica de los edificios históricos salmantinos. Y es que, como el propio autor explica, la obra se enmarca en un trabajo más extenso a nivel artístico donde busca “relaciones entre la tipografía, la caligrafía, la arquitectura y los espacios”, de manera que los símbolos, como marcas, queden registrados como forma de “habitar las ciudades y el entorno urbano”.

Pero, ¿qué sucedería si ese entorno desapareciese, si la realidad tal y como la conocemos se sumiese en un caos que la hiciese irreconocible? A partir de esa idea, el vallisoletano Eugenio Ampudia (Melgar, Valladolid, 1958), ofrece con ‘La realidad no es imprescindible’ una catástrofe en forma de huracán, que arroya todo a su paso, incluso, de manera imaginaria, la fachada del Convento de San Esteban donde se ubica la obra, para reflexionar sobre el asidero que supone la realidad conocida y “el campo demasiado etéreo para sujetarnos” que plantea la desaparición de esta última. El objetivo que se plantea el recientemente premiado como mejor artista español vivo en ARCO18 es “poner al espectador en situación de emergencia” para explicarle su visión “sobre el mundo en el que estamos”. Un mundo que, para el creador vallisoletano, vive “cosas que pueden hacer que todo sea diferente”.

Proyección internacional

Pero si López y Ampudia representan la variante nacional de la mezcla entre luz y vanguardia, arte y ‘videomapping’, la proyección internacional de este tipo de creación, en un festival que cada vez acoge a un “mayor número de creadores de todo el mundo”, como explica su director, Alberto Mariñas, la ponen dos artistas de reconocido prestigio como el escocés afincado en Finlandia, Charles Sandison, y la hispano-mexicana Darya von Berner.

Obra «Ouroboros, 2018» en la catedral, del artista Charles Sandison. / David Arranz

 

Sandison (Haltwhistle, Reino Unido, 1969) escoge en este caso la Catedral Nueva de Salamanca para generar y proyectar textos de luz sobre las paredes donde los algoritmos alfanuméricos, las palabras sencillas, y los números y signos digitales, conforman una amalgama de símbolos que, no obstante, y como relata la comisaria del festival, Lorena Martínez del Corral, están “cargados de emociones y sensaciones que se multiplican y van interactuando”. ‘Ouroboros 2018’, que es como se llama la obra, oculta así a los ojos del espectador, de forma espectacular, uno de los edificios más imponentes de Salamanca como es la Catedral Nueva para tratar de encontrar el origen o la ‘piedra filosofal’ del lenguaje digital en la era de Internet a través de “lo que sale de las computadoras, que están llenas de respuestas a las preguntas de la Humanidad”, como explica el propio autor.

Obra `Veravenus´en la fachada de la universidad, de la artista Darya Von Berner.

 

Desde una perspectiva diferente aborda la hispano-mexicana Darya von Berner (México, 1960) su intervención en la Fachada Histórica de la Universidad de Salamanca. Y es que, basándose en el test de Bechdel, que mide la presencia activa de personajes femeninos en el cine y la importancia de sus roles, la artista hispano-mexicana denuncia que en la Fachada Rica del Estudio salmantino la proporción de mujeres-hombres es de 1 a 4, por lo que utiliza el mito y la figura de Venus para, apareciendo en plenitud sobre la imagen icónica de la Universidad salmantina, transformar la fachada durante unos instantes y, con ello, la visión de los presentes porque “algo se transforma en la mirada del espectador, que no vuelve a ver la Fachada de la misma manera”.

Esta ‘intervención’ sobre la mirada del transeúnte, salmantino o visitante, es común al propósito de las obras de los cuatro artistas invitados al festival Luz y Vanguardias de Salamanca, puesto que con sus creaciones, transforman la visión que el espectador tiene de los cuatro lienzos históricos en los que, cada noche hasta el domingo, descansan ‘VTR’, ‘La realidad no es imprescindible’, ‘Ouroboros 2018’ y ‘Veravenus’, las obras que a través de la luz, la vanguardia y las nuevas tecnologías, relacionan mundo actual y arte sobre la piedra dorada de los monumentos salmantinos.

Foto de portadaObra: `La realidad no es imprescindible´ en la fachada de los dominicos del artista Eugenio Ampudia. / David Arranz

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