The Handmaid’s Tale, ‘El cuento de la criada’, es la serie adaptada de la novela de Margaret Atwood por HBO, que triunfa en todo el mundo. El relato de la vida en la distopía Gilead (antes Estados Unidos), una sociedad totalitaria que se justifica en el orden, la religión, la decencia y otros motivos que, desde luego, no nos suenan desconocidos, fascina porque, simplemente, nos narra una ficción aterradora, una pesadilla futurista, que sin embargo, capítulo a capítulo, nos parece que cuenta con visos de poderse hacer real…
Todo comienza con un mundo inseguro, con el terrorismo en las calles y, sobre todo, con una ola de infertilidad -como en Children of Men, Hijos de los hombres-, tal vez causada por la contaminación atmosférica. «No nos despertamos cuando masacraron el Congreso. Tampoco cuando culparon a los terroristas y suspendieron la Constitución», dice la narradora de la serie, Elisabeth Moss, conocida en España por su papel como Peggy Olson en la famosa Mad Men.
A partir de ahí se establece un régimen totalitario en el que las mujeres pierden de manera progresiva sus derechos, sus trabajos, hasta la posibilidad de leer, todo con el objetivo de que sean madres… ¿o tal vez sea un objetivo y al tiempo una excusa?
En la República de Gilead hay varias castas de mujeres. Las doncellas del cuento (maltraducido como «criadas») son las pocas mujeres fértiles que quedan que han sido detenidas y aleccionadas para dar servicio a la élite como vientres intermediarios, auténticas esclavas a las que se les han arrebatado a sus hijos, matado a sus maridos… por perder, pierden hasta su nombre pasando a ser conocidas por uno derivado del apellido del hombre de su nueva casa.
Defred (antes June) es una de esas mujeres que, sin embargo no se rinde. Con ella conoceremos mejor la sociedad en la que ha sido obligada a vivir y en la que no todo es lo que parece y no solo en la vida de las doncellas-criadas.
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