J. M. Rodríguez. Cuando nos referimos al «Efecto Mozart», hablamos de los presuntos efectos a nivel cognitivo que produce escuchar las melodías de W. A. Mozart (1756-1791). En 1993, la psicóloga Frances Rauscher y el neurobiólogo Gordon Shaw de la Universidad de Wisconsin describieron que la exposición de 36 estudiantes durante 10 minutos de la Sonata para dos pianos en Re Mayor (KV 448), tenía efectos positivos en las pruebas de razonamiento espacio-temporal. Este efecto duraba unos 10 minutos. Fue publicado en 1993, en la revista Nature. Se intentó repetir estos experimentos y nunca se llegó al mismo resultado.
La influencia de la música de W. A. Mozart en el cerebro según algunos investigadores radica en suregularidad rítmica y formal. El presunto efecto Mozart también se utiliza para designar los efectos de la música sobre el comportamiento humano, indistintamente de su género. Existe una serie de productos que se aprovechan de este presunto efecto, entre ellos el «Baby Mozart».
Independientemente de la validez que se dé al primer estudio sobre el efecto Mozart, la músicasinfónica e instrumental se utiliza en salas de hospitales, ante intervenciones quirúrgicas, en fábricas, en bibliotecas, y en otros ambientes, buscando según los casos, la relajación, la concentración, la memorización, la creatividad, el análisis. Todo esto que hace la música se debe a las ppm (pulsaciones por minuto) que tiene en especial la música de Mozart, ya que cambian el estado del cerebro y lo hacen más receptivo.
Últimos estudios científicos sobre el Efecto Mozart
Un estudio publicado por el Ministerio alemán de investigación y un análisis posiblemente de toda la literatura científica relacionada con música e inteligencia, concluye que «escuchar pasivamente la música de Mozart – o cualquier otro tipo de música del agrado de uno – no hace a una persona más inteligente. Pero otros estudios demuestran que cualquier curso de música puede incrementar considerablemente el coeficiente intelectual de un niño. Jessica Grahn, de la Western University in London, Ontario, explica que un año de clases de piano, complementadas por práctica regular puede incrementar el C.I. hasta tres puntos.
Realmente existe una manera de mejorar las habilidades cognitivas a través de la música y es aprender a tocar un instrumento musical.
El llamado «Efecto Mozart», para unos sí que existe y para otros no. Lo único que podemos hacer es escuchar a Mozart, cualquiera de sus más de 600 obras, y comprobar como actúa sobre nosotros.