Te recuerdo Amanda, la calle mojada… Te recuerdo Víctor Jara. Te recuerdan miles de personas mucho más allá de las fronteras de Chile. Te recuerda una humanidad. Te recuerdan porque hace 44 años una dura dictadura quiso quitarte tus armas: tu voz y tu guitarra. 44 balas que acabaron con la vida terrenal de Jara pero el sonido de los disparos nunca pudo silenciar tus versos.
El cantante del pueblo
Corría el año 1973. No hace demasiado cuando un golpe de estado encabezado por el general Augusto Pinochet derrocaba el gobierno de Salvador Allende. Aquello fue un 11 de septiembre.
Víctor Lidio Jara Martínez, poeta, cantautor, actor y director de teatro y profesor, se encontraba en la Universidad Técnica del Estado junto con otros compañeros. Allí fue detenido el mismo 11 de septiembre.
Jara se había convertido en una de las figuras más destacadas de lo que vino a llamarse la «Nueva Canción Chilena». No era otra cosa que música que tomaba como origen el folclore chileno y cuyas letras tenían un importante componente social. No en vano, Víctor Jara mantenía claras ideas comunistas y éstas se reflejaban en sus canciones.
Para los esbirros del nuevo dictador en el cantante del pueblo confluían todas las actitudes que reprochaba Pinochet: educación, compromiso político y lucha incansable y pacífica contra los fascismos.
«Yo no canto por cantar ni por tener buena voz. Canto porque la guitarra tiene sentido y razón». Reza la placa en su memoria que se puede encontrar en Barcelona. Resume la actitud y el estilo de vida que pretendía Jara.
«Somos cinco mil»
Una vez detenido junto con sus compañeros fue llevado al Estadio Chile (hoy llamado Estadio Víctor Jara). En esos días la cancha se convirtió en un campo de prisioneros políticos. El hacinamiento, la locura y la desesperación llevaron a Jara a escribir su último poema durante su encierro. «Somos cinco mil».
Tras cuatro días detenido y torturado, el cantante del pueblo fue brutalmente acribillado por 44 balazos. 44, como si con uno sólo no bastase para acallar la voz chilena. 44 como los años que hace que una de tantas dictaduras se llevó por delante la vida de alguien que era mucho más que un cantautor.
A veces los intentos de esconder la memoria de otros sólo consiguen hacerla más grande. Ese es el caso de Víctor Jara: intentaron silenciarlo y lo hicieron eterno.
Somos cinco mil
en esta pequeña parte de la ciudad.
Somos cinco mil
¿Cuántos seremos en total
en las ciudades y en todo el país?
Solo aquí
diez mil manos siembran
y hacen andar las fábricas.
¡Cuánta humanidad
con hambre, frío, pánico, dolor,
presión moral, terror y locura!
Gracias por recordar a Jara, enorme artista chileno,MEMORIA VERDAD Y JUSTICIA! Saludos desde Argentina.