¿Estamos preparados para «entender» el Arte Contemporáneo?

«Eso lo hace hasta un niño pequeño, ¿y lo llaman Arte?». Quién no haya escuchado nunca esta frase es que no ha pasado demasiado tiempo recorriendo exposiciones de Artistas actuales. Sí, es una frase recurrente. Tan manida y malintencionada que sin querer acaba por darle sentido a todo este asunto del Arte. Al menos crea una opinión, una sensación. Aunque sea de rechazo; a veces al artista le vale con eso.

Las cosas por su nombre

Bueno, esto trae cola. La nomenclatura de Arte Contemporáneo se acepta académicamente a todas las tendencias artísticas que se suceden desde la propia Edad Contemporánea; es decir, desde finales del S. XVIII, el Siglo XIX, las Vanguardias del XX y algo más… Algo más que viene a ser el Arte Moderno. O sea el de nuestro días, el mal o bien llamado coloquialmente Contemporáneo.

La Muerte de Marat (David)

Vamos, entre nosotros lo mismo da ocho que ochenta si nos acabamos entendiendo, pero nadie pone el grito en el cielo cuando se habla de La Muerte de Marat de Jacques Louis David; sin embargo nos «chirría» un poco el famoso Cuadro Blanco sobre Blanco de Malévich o el 4’33» de Cage. Por no hablar de lo que nos podemos encontrar en ARCO, el MOMA, MUSAC… territorio comanche para los amantes del figurativismo.

Será cosa de la época…

Siempre se dice que los artistas nunca fueron comprendidos en su tiempo. Que El Greco pintaba «raro», que Courbet escandalizaba al mundo con su cuadro de las «vergüenzas» femeninas y que las Vanguardias eran demasiado «modernas» para su época. No estoy muy de acuerdo. Bach, revolucionó la música de su tiempo y se convirtió en uno de los compositores más seguidos y estudiados durante la etapa que le tocó vivir. Aquí en España tuvimos y tenemos (pues en Barcelona se encargan de que sea eterno) a Gaudí. Modernista, Vanguardista que recibía encargos de las clases más pudientes del país. O qué me dicen de Dalí… el Genio loco que pintaba sueños y que sin embargo era admirado como artista. Así que eso de que los artistas se adelantan a su época y la sociedad no está preparada para entender sus obras como que no sirve.

White on White (Malévic)

Pongámonos en esta tesitura: ¿realmente es necesario entender los que se nos muestra? es decir, comprender a la perfección lo que el artista imaginó en el momento de su creación. ¿Es eso lo que buscan los artistas? y la pregunta del millón: ¿Qué es y dónde están los límites del Arte?

De menos a más, o no, según se mire. El Arte es una actividad que tiene una finalidad o bien estética, o comunicativa, que busca expresar o despertar emociones… aunque también puede tener finalidades lucrativas, puede que se adhiera a movimientos políticos y propagandísticos; o incluso puede que no tenga ninguna de las finalidades anteriores. Entonces volvemos a mordernos la cola. Creo que la respuesta es más sencilla que cualquier especulación sobre conceptos de belleza o finalidades. El Arte es todo aquello que ha sido capaz de ser creado por la mano del hombre. El Arte nos rodea. La música que suena en la radio del coche, la propia radio y el coche también son Arte. El mundo pasado, en el que vivimos y el fututo es Arte. El ser humano tan sólo con su actividad capaz de transformar la realidad se convierte en artista. Eso sí, no todos cobran lo mismo.

Ahí, y dejando al lado la bucólica definición del concepto de Arte entra el otro «Arte», el del mercado. Planteándose entonces una nueva pregunta: ¿Quién es entonces un artista? de los de galería me refiero… la respuesta es un poco tristona pero realista; lo es quién diga el mercado que lo es.

Esto no quiere decir que sólo responda a cuestiones económicas, pero los límites del Arte se han vuelto tan difusos y ambiguos que al final acaban por entrar en el juego los críticos, galeristas, coleccionistas… pero como en todo (ahora se ve mucho con el vino y las ginebras).

El Arte no se autoimpone límites. Se los impone el espectador y la sociedad. Para bien y para mal. La sociedad está preparada para todo. Pero somos nosotros mismos los que nos convertimos en censores y jueces de lo que erróneamente consideramos que es correcto. Le aplicamos al Arte un carácter moral que ni siquiera tiene por qué tenerlo.

Y sí, hay obras que bien podría haberlas hecho un niño pequeño. Pero recuerden esto antes de que visiten un museo Contemporáneo»: los niños pequeños también son artistas. El mercado manda (y bastante), pero al final somos nosotros los que terminamos por consumir Arte, nos guste o no. El asunto de la Belleza ya es harina de otro costal…

https://www.youtube.com/watch?v=JTEFKFiXSx4

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