El chaleco, que en sus inicios fue una prenda exclusiva del vestuario masculino, ha evolucionado en las últimas décadas para convertirse en un básico tanto en el armario femenino como en el masculino. Este otoño, gracias a su versatilidad y comodidad, vuelve a ser una de las prendas más populares y demandadas por todos.
Fue Marlene Dietrich quien rompió las barreras de género al llevar un chaleco combinado con esmoquin en la película Marruecos (1930). Años después, en la década de 2000, la prenda regresó con fuerza entre artistas como Britney Spears, quien lo lucía con pantalones vaqueros de talle bajo, popularizando el look. Tras un periodo de menor presencia, firmas como Dior, Bottega Veneta, Loewe y Fendi lo han revitalizado, reinventando sus patrones y experimentando con nuevas texturas.
Actualmente, el chaleco domina las calles, los escaparates y las redes sociales. Marcas como Jil Sander apuestan por versiones más largas y contemporáneas, mientras que Prada opta por un estilo de inspiración ‘vintage’ en cuero.
Una prenda versátil
El chaleco puede combinarse con vestidos, faldas o bermudas, lo que le otorga una gran versatilidad. La firma Diesel, por ejemplo, ha lanzado modelos acolchados en denim desgastado, ideales para climas fríos. También se destaca la popularidad del chaleco corto y de tela, que hombres y mujeres lucen tanto en solitario como sobre blusas o camisas para un estilo más formal. Los diseños largos, que caen sobre las caderas, son perfectos para llevar con pantalones, vestidos o faldas y representan una de las apuestas más interesantes de esta temporada.
En cuanto a sus orígenes, el chaleco tiene una historia extensa que se remonta a la Edad Media, cuando cumplía una función protectora tanto para caballeros bajo sus armaduras como para campesinos que necesitaban resguardarse del clima. En Inglaterra, el rey Carlos II lo introdujo en 1666 para fomentar el comercio de lana local y desafiar la moda francesa, consolidándolo como símbolo de sobriedad y elegancia. Con el auge del dandismo en el siglo XIX, el chaleco adquirió un diseño más corto y estilizado, dejando ver los detalles de la camisa y ofreciendo un espacio para el reloj de bolsillo.
Hoy, esta prenda histórica se reinventa con un carácter renovado y sigue siendo un imprescindible de cualquier guardarropa.